A más de un lector sorprendió la decisión que tomó Pacífico FC en los últimos días: la de trasladar su localía a Matucana para afrontar el duelo de revancha ante la UNU este domingo a las 11:30.
El equipo sanmartiniano, qué duda cabe, tiene libre albedrío para elegir el escenario en el que disputará su próximo compromiso. No obstante, existen algunos detalles inapropiados que traspasan las barreras de la necesidad o la perspectiva trazada a corto plazo por el club en mención, y que más bien sigue extendiendo un mal que envuelve a la máxima competencia local y que continúa siendo repetitivo: el pésimo criterio -y manejo- a la hora de programar partidos.
En ese sentido, como se ha mencionado en reiteradas ocasiones, el tema de las programaciones en el fútbol peruano se maneja de forma obsoleta. No existe visión marketera y, por consiguiente, está mal distribuido. La petición, pues, esta hecha hace buen tiempo: que los clubes no sean los encargados de realizar las programaciones; esto debe ser tarea solo de la dirigencia (en el caso de la Copa Perú sería la FPF) a la par con los dueños de los derechos televisivos, que poseen tal privilegio para toda la Etapa Nacional.
Tomando como referencia este fin de semana, se desperdició una mejor exposición del producto, aprovechando que la jornada dominical está plagada de partidos en simultáneos por el desenlace del Descentralizado. En el caso específico del Pacífico - UNU, pues, no debió haber mayor misterio: se tuvo que programar el sábado en el San Martín, en el Miguel Grau del Callao o en el estadio de San Marcos.
Asimismo, partiendo de este último punto, existen otras dos premisas que no se debieron permitir: que Pacífico FC programe su partido en Matucana, localidad con 2370 metros de altitud a la que no pertenece, más aún si no había obstáculo alguno para que juegue en Lima Metropolitana el día sábado (como en sus casos sí lo hicieron Alianza Universidad y Sportivo Huracán en Huánuco y Arequipa -este último incluso en un estadio distinto al que empleará Melgar ante Alianza Lima-) y, además, que al parecer no hubo consenso con sus pares de la Segunda División, que ese mismo día programaron el Atlético Minero - Deportivo Coopsol en el mismo estadio a las 15:00. La pregunta salta por sí sola: si la definición del Pacífico - UNU se extiende en caso de llegar a lanzamientos de penales, ¿cómo se hace para que el estadio se evacúe en tiempo record y permita el ingreso del público que presenciará el siguiente compromiso? Es claro que el duelo por el torneo de ascenso probablemente se juegue en familia, pero ese reducido grupo de espectadores merece respeto.
Argumentos que se plasman en discusiones bizantinas, como pretender sacar ventaja o buscar una aclimatación pensado a futuro simplemente escapan del contexto principal de esta problemática, a la cual obviamente no entraremos en dimes y diretes. Aquí lo concreto es que no sigue primando la lógica para exponer a los ojos del público un producto que requiere y pide a gritos mayor difusión; por el contrario, se lo entrampa en la sinrazón.
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