Escribe: Ceguferno
DEL FUTBOL PERUANO
«Se jugó como nunca y se perdió como siempre» parece ser la frase que mejor sintetiza la realidad del fútbol peruano en sus distintos niveles competitivos y aunque hay que admitir que se avanzo en el nivel colectivo, siempre estamos dependiendo de lo que puedan hacer individualidades y aun no podemos hablar de un «equipo peruano», una tarea aun pendiente y que a la luz de resultados de los mejores cuadros del planeta, es la única solución al alarmante déficit de resultados del fútbol peruano bastante más agravada por la pésima gestión de Burga y compañía.
Se perdió claramente con Uruguay, se empato con Paraguay y se volvió a perder con Colombia y solo se depende de los resultados a obtener ante Ecuador (ya nos ganó en la primera fase) y Chile, coincidentemente «las dos bestias negras» de Perú, pero claro es la gran oportunidad de revertir resultados históricos negativos y claro, la esperanza siempre estará latente en cada corazón peruano de clasificar a un mundial por primera vez en la categoría sub 20.
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Y DEL FUTBOL IMPERIALINO
Se sabía de antemano que Walter Ormeño al haber jugado la etapa nacional de Copa Perú estaba impedido de participar en la distrital de Imperial y por tanto se dispuso que en vez de subir dos equipos de segunda, este año subieran tres con lo que se aseguraba que el presente campeonato 2013 se jugara con doce equipos; pero la ausencia de Walter no solo genera un equipo menos sino también que el campeonato pierda a uno de los equipos que ofrece un plus por la calidad de jugadores que aporta a la liga imperialina; entonces era desaconsejable desde todo punto de vista aumentar el cupo de equipos en primera división y sin embargo en una decisión cuestionable y con el aval de los delegados de la liga se acordó que el cupo subiera a catorce equipos y peor aun los equipos descendidos en la edición 2012, esto es Unión Cerro Alegre y Defensor Cerro Alegre, no descendieran de categoría, esto es algo así como si a los imperialinos nos hubiera provocado de pronto una amnesia colectiva y que en el pasado campeonato 2012 simplemente por la voluntad de algunos, simplemente y de pronto no hubo baja y después se quejan que el fútbol imperialino esta como esta.
Pero lo paradójico aún estaba por llegar: uno de los problemas mayores de los chicos imperialinos en particular y cañetanos en general es la falta de competencia y claro, pensamos que al subir el cupo de equipos a catorce, entonces cada jugador podría disputar un máximo de trece partidos, esto es dos partidos más que los once que se disputaron en la pasada edición, sin embargo el directorio de la liga nos aguardaba con una sorpresa más: el campeonato se jugaría con dos series de siete equipos, de los que clasificarían cuatro equipos de cada serie con lo que harían ocho clasificados que jugaran en forma cruzada y a finish; y por la baja jugarían de manera cruzada los sextos contra los sétimos, mientras los que ocupen la quinta casilla ya no jugarían más.
De esta forma tendríamos que los dos equipos que al final de la liguilla ocupen el quinto lugar solo jugaran un máximo de seis partidos (contra once del 2012); los cuatro equipos que jugaran la baja solo jugaran un máximo de siete partidos (cuatro menos que la temporada pasada); igual, los cuatro equipos que pierdan en cuartos de final solo jugaran siete partidos; los equipos que pierdan en semifinales solo jugaran un máximo de ocho partidos y por último, los dos equipos que jueguen la final serán los que mayores partidos disputen: solo nueve partidos (tres menos que el año pasado ya que Walter y Matices jugaron un adicional).
Otro problema recurrente en el futbol imperialino ha sido la representatividad solo superada en la pasada edición con la fulgurante aparición del Walter Ormeño y entonces debió pensarse en un campeonato que arroje después de una brega que obligue a enfrentarse a todos contra todos, que gane el mejor. Sin embargo el formato elegido por la directiva y copiado de la segunda y tercera de la liga sanvicentina (aunque cueste admitirlo) y avalada después de posiciones divididas por el resto de delegados, no garantiza de manera alguna que el equipo que haga el mayor puntaje gane el campeonato ya que después de una liguilla, simple e injustamente el octavo clasificado tiene las mismas posibilidades que el primero y ello que parecía una práctica olvidada que ha vuelto a resucitar por una cuestionable decisión de la liga imperialina.
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